Abstract
El ambiente obesigénico al que están expuestos los mexicanos ha favorecido el aumento en la prevalencia de obesidad. El exceso de adiposidad corporal, en parte, es resultado de consumir alimentos densamente energéticos facilitados por la alta oferta de productos procesados elevados en grasa, azúcar o sal especialmente disponibles fuera del hogar. Cada vez más las familias e individuos prefieren alimentos o platillos fáciles de preparar, consumir o transportar; así, las prácticas de comer en casa están en riesgo de permanecer. Para atender la obesidad se han utilizado guías alimenticias que promueven una alimentación “saludable,” la gente ha comprendido esas pautas pero no hay mejorías en el panorama epidemiológico. Para abordar esta brecha se proponen “comidas caseras” a partir del consumo de platillos típicos y tradicionales de las familias, esto brindaría una dimensión cultural que previamente no se había considerado y se fomentaría una alimentación correcta desde la visión, posibilidades y contexto de la población.