Abstract
La transición hacia dietas que excluyen el consumo de productos de origen animal puede reducir la huella alimentaria. Este cambio debe ser compatible con una nutrición saludable. Se han reportado ventajas en diversos desenlaces clínicos; sin embargo, los hábitos alimentarios heterogéneos, la disponibilidad de alimentos y las características socioculturales entre diferentes regiones del mundo podrían generar resultados fisiológicos desiguales al adoptar esta alimentación