Abstract
La pandemia causada por el nuevo coronavirus repercutirá en un incremento del hambre y la pobreza en los países de América Latina, el peor riesgo a corto plazo es no poder garantizar el acceso a los alimentos de la población que está cumpliendo con las medidas de seguridad sanitaria para evitar la propagación del virus, y que en muchos casos ha perdido su principal fuente de ingresos. Los hábitos de consumo han cambiado conforme la pandemia ha progresado, por lo que se aprecia en algunos países un incremento en el consumo de alimentos de origen animal y sustitutos lácteos y alimentos ultraprocesados. Ahora bien, ¿Cómo impactaría en la seguridad alimentaria? Se ha sugerido que la pandemia por COVID-19 puede empeorar el escenario de inseguridad alimentaria que prevalece en cerca del 55% de los hogares mexicanos particularmente en aquellas poblaciones vulnerables y segmentos con ingresos basados en la economía informal y aquellos que viven en algún grado de pobreza. En el caso de las personas indígenas que viven en zonas rurales, por ejemplo, es más probable que una comunidad que no puede producir en su propia tierra dependa de alimentos producidos fuera de la comunidad (FAO2009). Aunado a esto las practicas alimentarias tradicionales también se han visto afectadas. Por lo que se han implementado estrategias alimentarias como mantener activa la cadena de suministro en una activación del consumo local que brinden alimentos saludables y de buena calidad.